Jorge Soto*

De acuerdo con el Fórum Económico Mundial, la crisis hídrica es el riesgo más impactante que el mundo enfrenta. Mientras que en algunos lugares, como Somalia, sufren con largos periodos de sequía, en otros, como en el sur de Brasil, el exceso de lluvia causa estragos de grandes proporciones, esas grandes variaciones suceden hasta dentro del mismo país, en todos los casos hay consecuencias importantes en el desarrollo socioeconómico. Y los cambios climáticos ya están agravando esta situación. ¿Estamos nosotros preparados para escenarios cada vez más imprevisibles y extremos?

Desde hace años la gestión del agua es un tema prioritario para la ONU (Organización de las Naciones Unidas), pero hoy el tema también está en las agendas de discusiones de un número significativo de compañías en todo mundo. Esto porque queda claro que sociedad, gobierno y empresas deben actuar en conjunto para desarrollar políticas que mejoren, en todas las esferas, la eficiencia y la productividad de este recurso natural insustituible.

Si, tradicionalmente, la gestión del agua industrial estaba enfocada solo en reducir costos y mejorar la eficiencia - cerca de dos tercios de las mayores compañías globales reportaron estar sujetas a riesgos relacionados al recurso -, actualmente, empresas ambientalmente responsables ya notaron que tal estrategia es un componente crítico para el desarrollo sostenible. No quieren y no pueden competir con la comunidad, por el contrario, tienen que comprometerse con la solución del problema.

De puertas adentro de las industrias, además de entender cómo se utiliza el agua y el destino dado a los efluentes, la gestión hídrica debe analizar y optimizar todos los recursos de una unidad productiva y tener en cuenta factores externos, como los cambios climáticos. O sea, es una cuestión estratégica y debe ser incorporada a la estrategia de los negocios. Las empresas precisan identificar riesgos y oportunidades asociados al uso de este recurso mirando al corto, mediano y largo plazo. Crecimiento de la población en las ciudades, exceso o falta de lluvia, la integración regional mirando la situación de las cuencas, cambios de formas de uso del suelo, son cuestiones que están en crecimiento y que deben motivar a las empresas a fortalecer el tema.

Por otro lado, donde hay un gran desafío, hay también una inmensidad de oportunidades. Muchas iniciativas interesantes y posibles de replicar ya son realidad y muchas otras pueden ser desarrolladas por medio de la innovación. En el ABC Paulista, por ejemplo, el Proyecto Aquapolo es el resultado de una alianza público privada que puede suministrar hasta mil litros por segundo de agua de reúso, a partir del tratamiento de efluentes domésticos, a otras empresas del Polo Petroquímico de Mauá. Los beneficios van más allá del ahorro de agua potable, ya que al tratar los efluentes varios problemas ambientales y de salud pública son minimizados. Hay un beneficio social claro. Pero también las industrias de la región ganaron por reducir el riesgo de desabastecimiento.

Otra demostración de los esfuerzos emprendidos por las compañías es el compromiso, junto con las comunidades, en la búsqueda de la solución de problemas. En Brasil, el Movimiento por la Reducción de Pérdidas de Agua en la Distribución - una iniciativa de la Red Brasileña del Pacto Global de la ONU y liderado por Braskem y por Sanasa - tiene como objetivo debatir ampliamente respecto de las pérdidas de agua en los sistemas de distribución, con la participación de gobiernos, sociedad civil y sector privado. Por otra parte, hay iniciativas como el CEO Water Mandate de la ONU, que moviliza líderes empresariales de todo el mundo en busca de avances en la gestión del agua y del saneamiento; la Comisión Técnica para el Agua, del Cebds (Consejo Empresarial Brasileño para el Desarrollo Sostenible); y el Instituto Trata Brasil.

Las soluciones para los problemas socioambientales continuarán siendo discutidas en todo el mundo. La ONU acaba de proponer la nueva agenda para 2030, los Objetivos del Desarrollo Sostenible. No hay dudas de que las industrias tienen un papel fundamental en la entrega de soluciones para ese desarrollo que tanto deseamos. Para esto debemos continuar haciendo nuestras tareas para la casa, minimizando los eventuales impactos negativos y potenciando los impactos positivos en las tres dimensiones de la sostenibilidad: económica, social y ambiental.

*Jorge Soto es director de Desarrollo Sostenible de Braskem